viernes, 29 de febrero de 2008

TIKI: THE MOVIE

La joven Amy abandona su Hawaii nativo para continuar sus estudios de interpretación en el continente.
En su maleta lleva sin saberlo, el Tiki que su tía Maylea, gran conocedora de las tradiciones ancestrales de las islas, ha puesto para su protección.

No será bien recibida en su nuevo hogar. Sus compañeras son unas pijas requetemalas que se cepillan el pelo continuamente, para no nos quede ninguna duda de su condición.
Por si fuera poco o son lesbianas o tienen novios punk.

Celosas porque la buena de Amy consigue el papel protagonista de la obra que están montando, deciden gastarle una broma que tendrá terribles resultados. Amy queda en coma debido a la acumulación de sangre en su cerebro producida por el disgusto.

Tía Maylea tras un estudio de la salud de Amy considera que la única manera de salvarla es traspasar al Tiki la ira de la muchacha y mediante la venganza, recuperar la salud.

Dicho y hecho. Durante el resto de la película el enfurecido Tiki-Amy se dedicará a cargarse a los culpables de sus males.

Vale, no suena muy original. No es difícil enumerar una larga lista de películas con monstruo y argumento similar.
Incluye además todas y cada una de las convenciones del cine de bichos asesinos, entre otros:

-Actores lamentables
-Diálogos estúpidos
-Lagunas de guión
-Sexo light
-Gore
Uno, que ya ha alcanzado un buen grado de madurez, no movería un dedo por una nueva revisitación de un género, del que ya tuve buena ración en su época (¡Ay, esos videoclubes de barrio!), pero ahora no estamos hablando de cualquier clase de criaturas, sino de Tikis asesinos, así que de cabeza a por ella. Sin remedio.

Y no estaba equivocado. Es que la presencia del Tiki encabronado lo que hace que podamos tragarnos de nuevo todas estas cosas, cien veces vistas, sin pensar ni un solo momento en recurrir a la ayuda del socorrido fast forward.

Los que están detrás de esto no son novatos en la materia.
Ron Ford como director y Fred Olen Ray como productor cuentan con abultadas filmografías de infrapeliculas (Scream Queen Hot Tub Party, TeenageExorcist, Hollywood Chainsaw Hookers, Crawling Brain), y saben donde debe ir la mayoría del exiguo presupuesto, así que no escatiman la presencia del bicho en pantalla.

Una visión fugaz del Tiki corriendo y murmurando frases ininteligibles con vocecita aguda (en algún dialecto polinesio, presumo) seguido de unos créditos espectaculares con mascaras y explosiones de llamas, hace que sobrellevemos bien los siguientes treinta minutos de metraje, hasta que comienza la terrible venganza del malhumorado ídolo.
Después, tu encargate de tener a mano un Mai Tai bien frio y un buen bol de palomitas, el Tiki se ocupa de lo demás. Diversión asegurada.

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